El melanoma es una de las formas más peligrosas de cáncer de piel, y su incidencia ha ido en aumento en las últimas décadas. Conocer los síntomas, causas y medidas de prevención adecuadas es fundamental para protegernos del melanoma. En este artículo, te proporcionaremos toda la información esencial que necesitas sobre el melanoma, desde cómo identificar los signos más comunes hasta los factores de riesgo que aumentan su aparición.
También exploraremos las mejores prácticas para prevenirlo, asegurándonos de que estés bien informado y preparado. No dejes que el desconocimiento ponga en riesgo tu bienestar; tomar conciencia es el primer paso hacia la prevención. Acompáñanos en este recorrido informativo que podría marcar la diferencia en tu vida y en la de tus seres queridos.
¿Qué es el melanoma?
Este es un tipo de cáncer de piel que se origina en los melanocitos, las células encargadas de producir melanina, el pigmento que da color a la piel. Aunque es menos común que otros tipos de cáncer de piel, como el carcinoma basocelular o el carcinoma espinocelular, el melanoma es mucho más peligroso debido a su capacidad para propagarse rápidamente a otras partes del cuerpo. La detección temprana es crucial para el tratamiento exitoso de esta enfermedad.
A menudo, el melanoma se desarrolla en áreas del cuerpo que han estado expuestas al sol, como la cara, los brazos, las piernas y la espalda. Sin embargo, también puede aparecer en zonas que rara vez ven la luz del sol, como las palmas de las manos, las plantas de los pies y las uñas. Por esta razón, es importante realizar autoexámenes regulares de toda la piel, no solo de las áreas expuestas.
Este puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más común en adultos mayores. Sin embargo, su incidencia ha ido aumentando entre los jóvenes, especialmente aquellos que utilizan camas de bronceado o pasan mucho tiempo al aire libre sin la protección adecuada. La educación sobre los riesgos y la adopción de hábitos saludables son esenciales para reducir la incidencia de este cáncer.

Tipos de melanoma
Existen varios tipos de melanoma, cada uno con características y comportamientos distintos. El tipo más común es el melanoma de extensión superficial, que representa aproximadamente el 70% de todos los casos. Este tipo de melanoma generalmente comienza como una mancha plana o ligeramente elevada que tiene bordes irregulares y puede variar en color. Se desarrolla lentamente en las capas superiores de la piel antes de invadir las capas más profundas.
Otro tipo es el melanoma nodular, que es más agresivo y crece más rápidamente que el melanoma de extensión superficial. Este tipo aparece como un bulto elevado y oscuro, y puede ser de color negro, azul, rojo o incluso sin pigmento. Debido a su rápido crecimiento, el melanoma nodular suele diagnosticarse en etapas más avanzadas, lo que dificulta su tratamiento.
El melanoma lentiginoso acral es menos común y se presenta principalmente en las palmas de las manos, las plantas de los pies o debajo de las uñas. Es más prevalente en personas de piel más oscura y a menudo se diagnostica tarde debido a su localización inusual. Por último, el melanoma lentigo maligno se encuentra más frecuentemente en personas mayores y aparece en áreas expuestas al sol, como la cara. Este tipo de melanoma crece lentamente y puede ser tratado eficazmente si se detecta a tiempo.
Síntomas del melanoma
Este se puede manifestarse de diversas maneras, pero la forma más común es a través de cambios en la apariencia de un lunar existente o la aparición de una nueva mancha en la piel. Es fundamental estar atentos a cualquier cambio en la forma, el tamaño, el color o la textura de los lunares, ya que estos pueden ser indicativos de melanoma. La regla del ABCDE es una guía útil para recordar los signos de advertencia: Asimetría, Bordes irregulares, Color desigual, Diámetro mayor a 6 mm y Evolución o cambio en el tiempo.
Además de los cambios en los lunares, otros síntomas de melanoma pueden incluir lesiones que no cicatrizan, picazón, sensibilidad o sangrado en una mancha de la piel. En algunos casos, el melanoma puede desarrollarse en las mucosas, como la boca, el tracto gastrointestinal o el área genital, presentando síntomas específicos según su localización. Por ejemplo, un melanoma en la boca puede aparecer como una llaga que no sana, mientras que uno en el tracto gastrointestinal puede causar dolor abdominal o sangrado.
Es importante destacar que no todos presentan síntomas evidentes en las primeras etapas, lo que hace que las revisiones regulares con un dermatólogo sean esenciales. La detección temprana puede marcar una gran diferencia en el pronóstico y el tratamiento de esta enfermedad. Si notas algún cambio sospechoso en tu piel, no dudes en consultar a un especialista.
Causas y factores de riesgo del melanoma
El melanoma es causado principalmente por daños en el ADN de los melanocitos, que pueden ser provocados por la exposición a la radiación ultravioleta (UV) del sol o de las camas de bronceado. La radiación UV puede causar mutaciones en los genes que controlan el crecimiento y la división celular, lo que lleva a la formación de células cancerosas. Sin embargo, no todas las personas expuestas a la radiación UV desarrollan melanoma, lo que sugiere que otros factores también juegan un papel importante.
Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran la piel clara, el historial de quemaduras solares, la presencia de muchos lunares o lunares atípicos, y antecedentes familiares de melanoma. Las personas con piel clara tienen menos melanina, lo que les proporciona menos protección contra los daños del sol. Asimismo, las quemaduras solares, especialmente durante la infancia, aumentan significativamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad en la edad adulta.
Además de los factores mencionados, el sistema inmunológico debilitado también puede aumentar el riesgo. Las personas que toman medicamentos inmunosupresores después de un trasplante de órgano, o aquellas con enfermedades que afectan el sistema inmunológico, son más susceptibles a desarrollar cáncer de piel. La genética también juega un papel importante, ya que ciertas mutaciones genéticas hereditarias pueden predisponer a una persona a desarrollar melanoma.
Diagnóstico del melanoma
El diagnóstico oportuno del melanoma es fundamental para lograr los mejores resultados en tratamiento y supervivencia. Por ello, es importante realizar chequeos periódicos de piel, idealmente con un especialista en lesiones cutáneas. Un dermatólogo puede identificar lunares sospechosos, cambios en la piel o lesiones pigmentadas que requieren evaluación. Sin embargo, cuando se confirma o existe una alta sospecha de melanoma, la derivación con un cirujano oncólogo es esencial, ya que es el profesional especializado en la extirpación del tumor, la planificación quirúrgica y la valoración del tratamiento adecuado.
En Clínica Ziegler contamos con una Unidad de Melanoma y Cáncer de Piel, conformada por cirujanos oncólogos, cirujanos plásticos, especialistas en reconstrucción y profesionales dedicados exclusivamente a la patología cutánea. Este enfoque multidisciplinario permite que la cirugía sea lo más precisa posible, desde la planificación oncológica hasta la reconstrucción estética y funcional de la zona afectada. Nuestro objetivo es brindar un manejo integral que combine seguridad, exactitud y resultados de alta calidad.
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Melanoma: Manejo experto y acompañamiento integral
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Si has identificado un lunar sospechoso, un cambio en tu piel o simplemente deseas realizar un control preventivo, no esperes. Si esta enfermedad es detectada a tiempo puede marcar una gran diferencia en tu salud.
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